En defensa del agua y la vida
La minería ataca el
agua y la vida
Quita el agua a la pequeña agricultura que nos provee de
alimentos sanos y la envenena provocando la muerte de plantas, animales y seres
humanos.
Los principales casos actuales son:
El proyecto Conga, en
Cajamarca, que intenta arrebatar sus lagunas al pueblo cajamarquino, de las
cuales las familias obtienen el agua para beber así como para sus actividades
productivas en agricultura, ganadería y forestería. Debido a tal amenaza, se
programó un paro y una marcha para el 9 de noviembre.
Desde el 5 de noviembre la población de Andahuaylas efectiviza un paro indefinido en contra de la actividad
minera en cabeceras de cuenca, bloqueando la carretera hacia Abancay.
En Tacna y Moquegua
la contaminación afecta incluso a la población urbana en forma directa.
Espinar, Cusco y
Apurímac están afectados por la compañía Xstrata.
También en la provincia de Chumbivilcas los pobladores han tenido enfrentamientos con la Policía Nacional que actúa al servicio de las empresas.
La Minera Tía María
insiste en entrar a Cocachacra.
El arrasamiento de la selva de Madre de Dios por las empresas lavadoras de oro es otra
consecuencia dolorosa de la acción ecocida de la minería.
Otra enemiga del agua
y de la vida es la agroindustria
ADEX, la asociación de los empresarios exportadores peruanos,
señala como un ‘triunfo’ el hecho que la agroexportación haya arrebatado el 10%
del territorio agrícola dedicado a alimentar a nuestro pueblo; y exige además que
se siga aplicando la legislación antilaboral que el gobierno le ha obsequiado,
para continuar arrebatando territorio a la pequeña agricultura.
La agroindustria es enemiga de la naturaleza por varias
razones: el cultivo de espárragos y alcachofas para enviar a EEUU absorbe mucha
agua, quitándosela a los cultivos de vegetales que nos alimentan. Usa el
monocultivo, que es enemigo de la naturaleza. Usa agroquímicos: fertilizantes,
insecticidas y herbicidas que matan el suelo cultivable, matan a las aves que
se alimentan de insectos y plantas, matan a los trabajadores que manipulan los
agroquímicos venenosos .Además, arrebata el agua de la pequeña agricultura que
nos alimenta en forma sana. Es el caso de Espinar, a cuyos agricultores
pretenden reducirles la provisión de agua para usar el líquido vital en la irrigación de las pampas de Majes en beneficio de la
agroindustria.
Las centrales
hidroeléctricas también roban el agua
Lo hacen para dotar de energía a las minas; contra ese
atropello lucha la provincia de Canchis, en el Cusco.
El proyecto hidroeléctrico de Inambari amenaza con el
desalojo a miles de campesinos de tres departamentos, para dar electricidad a
multinacionales con sede en Brasil. Afortunadamente, dicho proyecto ha sido
anulado gracias al combate de los indígenas de Carabaya, en Puno.
El ataque es también
a las poblaciones urbanas
Los primeros afectados por la minería son los pueblos
campesinos, quienes entregan su vida en defensa de la naturaleza, como lo hemos
visto en Bagua, en Islay y en el aeropuerto de Juliaca. Pero hemos visto también
que ciudades como Tacna y Moquegua son afectadas en forma directa por el
envenenamiento de las aguas de consumo humano. Lima está comenzando a ser
afectada, aunque esto no se publicita.
Toda la población urbana es fuertemente afectada por el robo
del agua a la pequeña agricultura, pues esta es fuente de alimentación sana.
Cuando ya no exista pequeña agricultura, las ciudades tendrán
que alimentarse de los productos de la llamada “industria alimentaria”, que
ahora ya nos da a ingerir transgénicos cuando comemos pollo y otras carnes de
animales alimentados con maíz transgénico; o cuando usamos aceites que son
hechos de ese maíz.
No vamos a tener otra opción que ingerir transgénicos y
químicos, que dan mucho dinero a las empresas productoras a las cuales no les importa
que maten a los consumidores. En la población urbana peruana hay muy poca
conciencia de esto, por eso se muestra indiferente respecto de las luchas de los
campesinos por el agua y la vida.
En cambio en Chile sí hay gran conciencia. Por eso, en forma
paralela a la actual lucha estudiantil se dieron manifestaciones
multitudinarias en defensa del medio ambiente. Hubo miles de personas en
Santiago, Valparaíso, Concepción y otras ciudades diciendo ¡NO! a la
construcción de centrales hidroeléctricas en la Patagonia, cerca al polo sur.
Triunfaron, no se construirán esas hidroeléctricas.
Es nuestra obligación y nuestro interés comenzar a construir
la solidaridad urbana en Lima con las luchas rurales en defensa del medio ambiente y los recurso naturales que se desarrollan en nuestro país.
Por ello, convocamos a la reunión fundacional que
realizaremos el sábado 12 de noviembre, desde las 5 pm, en Jr. Camaná 983,
interior 208, domicilio de Enrique Fernández, teléfono 3304925.
Por Lucha Indígena
Hugo Blanco
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